domingo, 6 de marzo de 2011

LA OBRA.

               
Mi buen amigo Luis me hizo un regalo la semana pasada, una historia fantástica titulada: “la obra desconocida” escrita por Honoré de Balzac.  Tras su lectura le doy las gracias con esta pequeña ilustración y con un fragmento del prefacio que Joseph Conrad escribió para la edición de 1898 en el Nigger of the “Narcissus”:   < El artista apela a nuestra capacidad de deleite y asombro, a los sentidos del misterio que rodea nuestras vidas; a nuestros sentimientos de piedad y de belleza, y de dolor; al latente sentimiento de camaradería con toda la creación- y a la sutil pero invencible convicción de solidaridad que entrelaza la soledad de innumerables corazones, a la solidaridad en sueños, en alegrías, en pesar, en aspiraciones, en ilusiones, en esperanzas, en temores, que unen a los hombres entre sí, que mantiene unida a toda la humanidad-, a los muertos con los vivos y a los vivos con los que aún no han nacido..., semejante apelación, para ser eficaz, tiene que ser una impresión transmitida a través de los sentidos ... si su noble deseo es llegar al secreto resorte de las respuestas emocionales. El objetivo artístico, cuando se expresa por medio de la palabra escrita, debe aspirar con todas sus fuerzas a la plasticidad de la escultura, al color de la pintura y a la sugestibilidad mágica de la música, que es el arte de las artes>.